La Fuente de Alegría de Nuestros Hijos
- Lily Reyes
- 10 feb 2023
- 2 Min. de lectura

Un hecho que siempre llena mi corazón de gozo como madre es escuchar la risa de mis hijos. Recuerdo cuando ellos eran pequeños que tanto mi esposo como yo hacíamos todo tipo de gestos para lograr una carcajada en ellos. Hoy que mis hijos están casados, créanme que escucharlos reír crea ese mismo efecto de gozo irradiante en mi corazón. Pero lo más precioso es escucharlos junto a sus cónyuges. Entre mis hijos y sus esposas existe esa relación de armonía donde en ocasiones intentan comunicarse algo, pero sus risas no le permiten hablar. Mis hijos terminan contagiados riendo. Créanme que al final todos terminamos llorando (literalmente) de la risa porque nadie entiende lo que dicen. Es una tierna armonía y complicidad donde se comunican sus mensajes entre risas y abrazos. No existe melodía más sublime como madre, que esos momentos llenos de gozo ya que me brindan la oportunidad de entender que las esposas de mis hijos llenan de felicidad sus vidas.
En mi Libro “Suegras para la Gloria de Dios” las invito a reflexionar que las personas que nuestros hijos han decidido amar son precisamente la fuente de su regocijo. Nos ayudaría mucho si comenzamos a visualizar a nuestros nuevos “hijos/hijas” (nueras/yernos) como las personas que los complementan y los hacen felices. No se trata de enfocarse en cuanto amor recibo de mis nueras o yernos, sino en cuanto amor y felicidad ellos les brindan a nuestros hijos. Es darnos cuenta, que nuestros hijos, junto a sus cónyuges, desarrollan una armonía que solo les pertenece a ellos. Estos momentos de alegría son el reflejo de un matrimonio saludable. Por lo tanto, suegras las animo a orar cada día por la felicidad de sus hijos y cónyuges. Orar persistentemente y en confianza por el hogar de ellos alineando siempre nuestras peticiones a la voluntad de Dios.
conforme a su voluntad, Él nos oye”. (1 Juan 5:14)
“La enseñanza clave en este grandioso versículo es “conforme a su voluntad”. La voluntad de Dios es perfecta, aunque escape de nuestro entendimiento. El darnos cuenta de que los planes de Dios son perfectos nos debe colocar en una actitud de sumisión ante Él. Ahora es el momento de abrir nuestros ojos espirituales y comenzar a ver a esos nuevos(as) “hijos/hijas” de la misma forma que Dios los ve. Debemos recordar que Dios los ama de la misma forma que nos ama a nosotras. No conocemos los planes de Dios, por lo tanto, nuestra actitud debe ser orar siempre y dar gracias por sus vidas. Al final no olvidemos que ellos son la fuente de alegría de nuestros hijos. (Libro: "Suegras para la Gloria de Dios", páginas 34-35).
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